Cada vez que voy a tutoría de mi adolescente macho voy con arañas en el estómago.
"Su hijo puede más.
Siempre va racaneando, tanto, tanto que se puede llevar una sorpresa.
No da problemas con su comportamiento, aunque habla mucho.
Pero tiene algo muy bueno, se le ve un niño feliz".
Es un consuelo, tengo un vago feliz o un feliz vago.
Le pregunto muchas veces a qué se quiere dedicar, que es lo que más le gusta, como se ve dentro de unos años.
-Madre absoluta del amanacer, así me llama, yo quiero ser jubilado.
Debí de comérmelo cuando tuve ocasión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario