Leí hace algunos días que nueve de cada diez separaciones se producen por falta de comunicación.
Pero yo tengo otra teoría:
Dice Eduard Punset:
" Una vez creado, se produce una transmutación y el lenguaje –por lo menos en sociedades como las nuestras– puede servir para confundir a los demás en mayor medida que para sellar compromisos aparentemente olvidados".
Hablamos más de la cuenta, no siempre cuando es necesario y además pretendemos que el otro o la otra nos lo cuente todo, todo.
Hay una pregunta que odio:
-¿En qué piensas?
Me quedo mirando ... abro la boca para contestar .........pero ¿que digo?
-Que he tosido, se me ha escapado un poco de pipí y no me he cambiado, si es que soy una guarra, pero.....mañana me ducho.
-Que la cocina está de pena, bueno y el salón, jo.. ¡anda que los dormitorios!. Si es que soy guarra. Mañana ya sin falta empiezo la limpieza.
-Que uno por el messenger me ha pedido que le enseñe las tetas y le he contestado que si me quito el sujetador se me esturrean y no las vuelvo a encontrar .....
-Que tengo que repasar la cancion "Caresse sur l'ocean", la la la laaaaaaa uyyyy me he ido, la la la la laaaaaa...
-Que me duelen un pie, tengo que quitarme la dureza y de paso cortarme las uñas. Si encuentro mis tijerillas, estarán encima de la mesa de mi hija, ¡es una joia! nunca pone las cosas en su sitio...excepto las bragas que se quita, que las deja tiradas siempre en el mismo rincón.....
-Que tengo que devolverle a mi suegra el plato que me trajo con los roscos.
....................................
¿Merece la pena decir algo de eso?
Mi teoria:
No se dice todo lo que pasa por la mente.
La comunicación no es hablar todo el tiempo.
Los silencios son buenos, son deliciosos y son necesarios.
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