29.8.05

Pericomanía

Me aficioné al ciclismo en la época de Perico. Tenía y sigo teniendo cierta debilidad por él. Excelente ciclista, siempre te mantenía el corazón en un puño, nunca sabías cómo o qué iba a hacer, si atacaría, se le olvidaría, se perdería o si le daría una de sus pájaras. Arisco con la prensa y con algún que otro seguidor, más de un manotazo se le escapó cuando se le acercaban en carrera. Me encantaba.

Por eso tenía que estar aquí para el comienzo de la vuelta.

Marco incomparable, creo que ésto lo he oído por ahí.

El día del prólogo nos situamos cerca del Hotel Palace, al final de la cuesta, así los veríamos mejor. Es mucho el tiempo que se espera, hay que coger buen sitio y para eso hay que estar allí pronto. Lo bueno es que se hacen muchas amistades y algún que otro enemigo. La gente tiene mucha cara, van y como el que no quiere se colocan delante, pero estábamos un buen grupo y chillar sí que chillamos pero caso, caso, poco.
Los vimos a todos, o casi todos, alguno se escapaba mientras estábamos de pelea con los de alante. Pero bien, sí que lo pasamos.

El segundo día había que verlos en la salida. Que envidia nos daban la gente con invitación, se paseaban al lado de los ciclistas y nosotros teníamos que adivinar quienes eran, hasta que......pillamos dos invitaciones y entramos seis. ¡Nos colamos!.
Menudo montaje, stand con pizzas, paella, pasteles, bebidas....y muchos, muchos ciclistas, cerca, muy cerca.

Algunas fotos corroboran mi historia.

Un día estupendo, aunque al terminar le dije a mi hijo y a mis sobrinos que lo que habíamos hecho era una demostración de lo que no se debe hacer. No está bién colarse, nada pero que nada bien.

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