Cuando hacemos un contrato siempre nos aconsejan que hay que leer la letra pequeña para no llevarnos después alguna sorpresa.
Pero pocas veces hacemos caso, suele ser un tocho ilegible por la pequeñez de la letra y lo incomprensible de los conceptos.
Con el matrimonio pasa igual, se firma el contrato y no se lee esa letra pequeña pero.... va apareciendo a lo largo de los años.
-Oye yo eso no lo sabía.
-Ah, está en el contrato.
Debido a esa letra pequeña, en este tiempo me encuentro recogiendo almendras.
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