29.8.05

Pericomanía

Me aficioné al ciclismo en la época de Perico. Tenía y sigo teniendo cierta debilidad por él. Excelente ciclista, siempre te mantenía el corazón en un puño, nunca sabías cómo o qué iba a hacer, si atacaría, se le olvidaría, se perdería o si le daría una de sus pájaras. Arisco con la prensa y con algún que otro seguidor, más de un manotazo se le escapó cuando se le acercaban en carrera. Me encantaba.

Por eso tenía que estar aquí para el comienzo de la vuelta.

Marco incomparable, creo que ésto lo he oído por ahí.

El día del prólogo nos situamos cerca del Hotel Palace, al final de la cuesta, así los veríamos mejor. Es mucho el tiempo que se espera, hay que coger buen sitio y para eso hay que estar allí pronto. Lo bueno es que se hacen muchas amistades y algún que otro enemigo. La gente tiene mucha cara, van y como el que no quiere se colocan delante, pero estábamos un buen grupo y chillar sí que chillamos pero caso, caso, poco.
Los vimos a todos, o casi todos, alguno se escapaba mientras estábamos de pelea con los de alante. Pero bien, sí que lo pasamos.

El segundo día había que verlos en la salida. Que envidia nos daban la gente con invitación, se paseaban al lado de los ciclistas y nosotros teníamos que adivinar quienes eran, hasta que......pillamos dos invitaciones y entramos seis. ¡Nos colamos!.
Menudo montaje, stand con pizzas, paella, pasteles, bebidas....y muchos, muchos ciclistas, cerca, muy cerca.

Algunas fotos corroboran mi historia.

Un día estupendo, aunque al terminar le dije a mi hijo y a mis sobrinos que lo que habíamos hecho era una demostración de lo que no se debe hacer. No está bién colarse, nada pero que nada bien.

26.8.05

Síndrome Posvacacional

Siempre espero volver, con esa piel que veo en otras, morena y brillante, pero la mía toma tintes ocres, rojizos, y morados. Cómo dice mi bendita madre, con el sol me pongo "arroalá", la palabreja no se encuentra en el diccionario, ya lo sé pero es algo así como un batiburrillo de colores, pecas y lunares.

He engordado tres kilos.
Que no me estorbarían sino se hubieran acumulado todos en la barriga. Debido muy problamente a que junto a una cuñada le hemos hablado de "tu" a los tintos de verano y a las tapas que lo acompañaban.
Aunque estoy contenta, todavía no he llegado a ésta, me falta el collar.

He aprendido y recordado algún que otro taco, y es que el que no se ha bañado en la piscina de mi pueblo, posiblemente no sepa de que hablo.

El agua de dicha piscina está muy, muy fría, aunque hablaría con más propiedad si dijera congelada. Pero hay más, para describir la de la ducha todavía no se ha inventado palabra alguna.
Mientras que nos corre por el cuerpo y la respiración se va haciendo más y más rápida, se acuerda uno de todos los tacos que no ha pronunciado en todo el año, incluso alguno nuevo.

Una vez dentro de la piscina se empiezan a notar las piernas al cuarto de hora. Nunca he visto a un grupillo de gente parada dentro del agua hablando, las conversaciones son tipo:
-Maruja, ya estás aquiiiiiiiiii
-siiiiiiiiiiiiii
A nadie se le ocurre parar de nadar.

Me he reencontrado con muchos y muchas amigas de la juventud:
-Maruja, estás igual, igual que antes.
-Fulanica, tu también.
Claro que las dos usamos gafas. Y las revisiones ya se sabe, nunca se hacen.

Es de lo que más he disfrutado, echar ratillos con gente que fué importante en distintas etapas de la vida, y que se tarda en volver a ver.

Y para finalizar se descubre el sablazo que le hemos dado a la cartilla familiar, por la mala costumbre de no llevarme la calculadora de vacaciones

¿Síndrome posvacacional?
Yo ninguno, estoy encantada con la vuelta a mi casa.