El teléfono suena... ¿maruja?, soy "fulanica" mañana te invito a un café en mi casa que viene la de la olla "hacelotodo", que todos los días me está dando la vara y ya me he quedado sin excusas, te espero.
A las diez de la mañana cuatro como yo estabamos reunidas en una cocina. Café, un cigarrillo, y pocas ganas de atender a las explicaciones de lo que era capaz de hacer semejante aparato,(a mí hasta que no planchen no me interesa ninguna).
Tocan al timbre, abren la puerta y a los pocos minutos entra un tio (ya éramos cinco en una cocina un pelín estrecha). Treinta y tantos años, resultón, vamos.... apañaete. El gas, dice.
Fulanica empieza a sacar tratos de la terracilla, fregona, cepillos, taburete...... ¡hay tan poco espacio en los pisos! tiene que estar por aquí.
Que poco preparada estás para la vida moderna, ahora todo es "aquí te pillo, aquí te mato", y tu busca y rebusca, el del gas se va cansar y te vas a quedar a dos velas, dijo una.
Risas y más risas.
El del gas no sabía donde poner la mirada, con una leve sonrisa y ¿asustado?.
Creo que pensaba, estas cuarentonas aburridas me cogen y me destrozan. Nunca puede estar alguien más lejos de la realidad, lo que sí tenemos es un gran sentido del humor aunque la verdad es que a veces cuando lo ponemos en práctica podemos parecer peligrosas, pero sólo lo parecemos.
Al cabo de diez minutos de sacar trastos, le digo a Fulanica ¿cuándo has puesto el gas?
la respuesta fué para grabarla:
-Si yo no tengo gas.
-Y ¿que buscabas entonces?
-La bombona de butano, contesta.
Pocas veces he reído tanto.
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