La mayoría de las marujas nos preocupamos, quizá en demasía, por la economía doméstica.
Así que cuando nos enteramos de que el miércoles era el día del museo gratis, nos dijimos, ¡esto hay que aprovecharlo!.
Nos vestimos de marujas cultas y nos encaminamos a hartarnos de museos.
Primer Chasco, los museos eclesiásticos no están por la labor y no se unen a la iniciativa, son tan caritativos que siempre cobran.
Segundo chasco, el Parque de las Ciencias, que es de lo mejorcillo que hay, adelantó en una semana esta iniciativa.
Si a esto le unimos que en Granada hay muchos que son gratis a diario, otros que ya hemos visitado en otras ocasiones, no nos quedó para elegir nada más que La Casa Museo García Lorca, situada en el parque del mismo nombre.
La visita fué guiada, muchacha agradable con voz tenue, por lo que dedujimos que no era de aquí, nosotros no hablamos, vocifereamos.
Nos enseñó cuatro habitaciones, con cuatro muebles, cuatro fotos, cuatro escritos, una cama y un piano.
A las doce de la mañana tres marujas emperifolladas y sin más museos que visitar, ¿qué hacemos?
Después de darnos un paseo por la feria del libro situada en el mismo parque, no tuvimos otra opción.
Irnos de bares.
Gratis no es que sean, pero con tres cervezas acompañadas de buenas tapas nos ahorramos una comida.
Además llegamos a la conclusión que nosotras no somos unas marujas viciosas, ni mucho menos, la culpa del mareillo que teníamos era del día del museo gratis.
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