Siempre me he definido como una mujer de "asfalto", porque me gusta la ciudad.
Los pueblos, con sus bonitos paisajes.
El campo con el trinar de los pájaros.
No son para mí.
Miro, admiro, y me quiero ir rápido.
Pero paso la mitad del verano en un pueblo, es una de las obligaciones que trae el acta matrimonial en letra pequeña que no leí.
Por las noches damos paseos por la carretera,
se puede ir por mitad, nadie te va a atropellar;
rodeados de árboles;
con los pelos de punta porque hasta en agosto hace frío;
y con un silencio que sólo lo rompe el cantar de los grillos.
Todo muy bucólico, aunque yo no paro de hacer comparaciones:
En Granada, calor, sí que hace.
En Granada el tráfico es....yo voy anadando a todos sitios.
En GranAda los ruidos son..... otra cosa.
Siempre quiero volver pronto a mi ciudad, aunque últimamente cada vez más se le parece al pueblo y eso me preocupa.
Al acostarme, en el silencio de mi habitación, oigo grillos.
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