Tengo la suerte y la desgracia de tener a mucha familia cerca.
Su tiempo libre que lo dedican a hacerme visitas coincide con el mío, casi siempre me pillan en el ordenador.
Están preocupados por mí. No porque me vean triste y decaida sino porque me ven riéndole al ordenador.
Piensan que tengo "algo" por internet.
-¿Ya estás otra vez? Pues el otro día en la tele salió una que dejó a su marido,y a sus hijos porque se había enamorado por el ordenador.
Intenté explicarles que tengo una bitácora pero me dí cuenta de que no me expliqué bien al oir el siguiente comentario.
-También salió una mujer que se había enamorado de otra, las dos dejaron a su maridos y se habían juntado con cinco hijos, dos de una y tres de otra.
Me imaginarán en el Diario de Patricia "unamaruja deja a su estupendo marido y a sus dos maravillosos hijos por una bitácora"
Esto me ha hecho recapacitar. Y es muy grave.
Me he dado cuenta que a mí, jamás, de los jamases nadie me ha dicho ni "ahí te pudras".
Mi ego se ha resentido.
Antes que las cosas lleguen a mayores usaré un remedio infalible para engordarlo, el chocolate.
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