Al llegar a cierta edad, las marujas que siempre se habían dedicado a sus hijos, maridos, padres... se quedan sin ese trabajo, los hijos no se van pero sólo necesitan dinero, el marido son tantos años juntos que se necesita un descanso, y los padres van pasando a mejor vida, o eso dicen. Llegan entonces las depresiones.
No sé quién se dió cuenta antes, si la seguridad social por lo costoso que resulta tanta depresión o algún político que se percató del nº de votantes que somos.
Atención ahora, sí que tenemos, los ayuntamientos ponen a nuestra disposición psicólogos, trabajadores sociales, y monitores para nosotras.
Hay tantas actividades y tantas las ganas que tenemos de hacerlo todo que ahora estamos estresadas, no tenemos tiempo ni pa mirarnos en el espejo.
¿Quién no quiere hacer gimnasia?
¿Quién no quiere aprender a mover el vientre?
¿Quién no quiere llenar su casa de trabajos echos por uno mismo?.
¿Quién no quiere pintar?
¿Quién no quiere hacer relajación?
¿Quién no quiere hacer Taichi?
Todo lo anterior es la introducción, pertenezco a un grupo de formación de mujeres, en el que tratamos la situación de la mujer en esta época y lo que ha sido antes, aunque lo que más nos gusta es hablar de nosotras mismas y de lo que hemos vivido.
Ayer nos despedimos con una comida.
Somos un grupo heterogéneo, en cuanto a edades, pensamientos, experiencias, pero mujeres de las que se aprende cada vez que abren la boca.
Ninguna me lee, internet todavía no ha llegado a sus vidas, pero estoy segura que el día que lo haga revolucionarán Internet.
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