-Yo no soy racista pero....
Y sigue diciendo:
- A mí no me importa que vengan de otros paises, ya estoy acostumbrada a ver moros por todos sitios, latinoamericanos, negros... ¡pobreticos!. Si a mí me parece muy bien que se busquen la vida. Pero de ahí a que mis hijos se junten con ellos, pues... que no, ¿que hace mi niña con un moro, con el trabajo que nos cuesta criarla?.
-¿Y si el moro está inflado de dinero?
-¡Qué mala eres maruja! ¡Ya me quieres poner en un compromiso!
Y es que no somos racistas somos economistas.
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